Con nombres y apellidos. La represión en Cazalla de la Sierra (1936-1950) es el título de un libro de J. Antonio Jiménez Cubero
Lo que escribe el autor sobre su trabajo:
El texto que ahora tiene entre sus manos, fruto de una investigación exhaustiva basada en datos fehacientes y no en especulaciones infundadas, trata de dar a conocer, a cuantos estén interesados en el tema, una aproximación real a la verdadera dimensión que alcanzó la despiadada represión, ejercida por el bando franquista, sobre una parte considerable de la población de Cazalla de la Sierra entre el 12 de agosto de 1936 y el 15 de enero de 1950.
Con ello no pretendí otra cosa que sacar a la luz los nombres y el recuerdo de aquellos paisanos a quienes, por luchar contra la desigualdad, la explotación y la miseria y defender esas ideas de dignidad, educación, libertad y democracia que ahora nos gobiernan y amparan, les tocó padecer la furia vesánica del Leviatán franquista.
Vaya por adelantado que yo no soy historiador ni el presente un texto académico. Con este trabajo he tratado de contribuir, en la medida de mis posibilidades, al rescate de una memoria que nos fue secuestrada y silenciada durante demasiado tiempo. Que lo expuesto en estas páginas no agota el tema, es obvio, dado que la investigación está incompleta.
No están todos los que tendrían que estar; son muchos los nombres que faltan, muchos los Sumarios que restan por consultar; y eso sin mencionar esas otras fuentes documentales que aún esperan ser investigadas o aquellas que, por desgracia, ya es imposible que lo sean. Como acertadamente señala el Investigador José Mª García Márquez en su obra La represión militar en la Puebla de Cazalla “Toda investigación sobre la represión será una mera aproximación por cuanto los archivos determinantes de los asesinatos cometidos por los golpistas no están disponibles y, en muchos casos, han desaparecido. Tanto los fondos de las delegaciones de Orden Público (encargadas de dirigir y controlar la represión), como de las comandancias militares de los pueblos, no existen para la investigación. Los archivos de ambos fueron asumidos por las jefaturas provinciales de Policía y por las comandancias de la Guardia Civil, donde permanecieron durante toda la dictadura. No fue hasta la llegada de la democracia cuando se vio oportuno hacerlos desaparecer».
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