Los hijos de los últimos hombres que aplicaron la pena muerte con el garrote vil cuentan a EL PAÍS sus recuerdos sobre este oscuro oficio del franquismo. El primogénito de López Sierra, el ejecutor de Puig Antich, iba a heredar el empleo: "No me hubiera temblado el pulso"
El artículo completo de Juan Diego Quesada en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario