El golpe militar del 18 de julio de 1936 triunfó sin grandes dificultades en Zamora capital y en la provincia, aunque hay que reseñar la resistencia de los trabajadores del ferrocarril. La capital de provincia y la ciudad de Toro se llenaron con rapidez de detenidos y se puso en marcha la máquina represora: torturas, palizas, mutilaciones y violaciones de prisioneras. La represión, como en otros lugares, tenía claros objetivos: socialistas, sindicalistas, republicanos, autoridades y funcionarios de la República, maestros, etc.. Los historiadores que se han dedicado a estudiar la represión en esta provincia calculan que fueron asesinadas unas 1.330 personas. Se sabe que entre el 31 de julio de 1936 y el 15 de enero de 1937 fueron enterrados 875 cuerpos en el cementerio zamorano de San Atilano.
Ver:
Paul Preston, El holocausto español, Barcelona, 2011, páginas 285 y 286. (este el trabajo del que nos hemos basado para el artículo).
Cándido Ruiz González y Juan Andrés Blanco Rodríguez, “La represión en la provincia de Zamora durante la guerra civil y el franquismo”, en Berzal de la Rosa (coord.), Testimonio de voces olvidadas II, páginas 244-252 y 255-285.
Pilar de la Granja Fernández, Represión durante la guerra civil y la posguerra en la provincia de Zamora, Zamora, 2002.
Ángel Espías Bermúdez, “Memorias, año 1936. Hechos acaecidos en Zamora y provincia”, en Ebre, 38. Revista Internacional de la Guerra Civil, nº 2 (2003), páginas 62-84.
Adoración Martín Barrio, Mª de los Ángeles Sampedro Talabán y Mª Jesús Velasco Marcos, “Dos formas de violencia durante la guerra civil. La represión en Salamanca y la resistencia armada en Zamora”, en Julio Aróstegui (coord.) Historia y Memoria de la Guerra Civil, Valladolid, 1988, II, páginas 423-437.
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