El gran maestro Albert Soboul tiene un trabajo, recogido en su libro, Comprender la Revolución francesa (edición española en Crítica, 1983), que se titula "Mujeres militantes de las Secciones Parisinas (año II)", donde estudia no la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer sino la participación de las mujeres en el movimiento general de la Revolución. No trata de las mujeres más famosas como Olimpia de Gouges o madame Roland, entre otras, sino de las mujeres que desarrollaron una intensa actividad militante en las organizaciones de base, en las asambleas generales de sección, en las sociedades populares y en las manifestaciones de masas.
La participación femenina parisina más intensa se dio entre el otoño de 1793 hasta la prohibición de los clubes femeninos el 30 de septiembre de 1793. En los medios populares la práctica femenina dominó frente a la reivindicación estrictamente feminista. Son mujeres del universo de los sans-culottes, que debían enfrentarse a la dureza de las condiciones de vida del momento, y lucharon contra las consecuencias de la carestía de la vida. De todas las formas, hubo convergencia entre los dos órdenes de hechos, nos dice Soboul, porque las reivindicaciones sociales de las mujeres más las de tipo político que, también tuvieron, tendieron a valorizar su papel en la sociedad, y a buscar la reducción de la desigualdad por cuestión de género.
Las mujeres participaron muy activamente en la Revolución en París. Sus acciones aparecen unidas a las de los hombres. La diferencia era que las mujeres tenían más conciencia en relación con la cuestión de las subsistencias. Recordemos la marcha de las mujeres sobre Versalles en las jornadas de octubre de 1789, por ejemplo.
En relación con las reivindicaciones políticas, es decir, sobre la igualdad, es interesante recordar como después de que el presidente de una diputación presentara ante la Convención la aceptación de la Constitución de 1793 por parte de su sección parisina, cedió la palabra a una ciudadana que reivindicó la igualdad política. Durante ese año en muchas secciones parisinas las mujeres participaron en las sesiones con voz deliberativa. Las mujeres más concienciadas no se contentaron con que se las escuchara en sus secciones sino que reivindicaron, también el reconocimiento de sus derechos políticos. En esta lucha política destacará la Sociedad de Mujeres Militantes Republicanas Revolucionarias.
La igualdad política fue conquistada por las mujeres en julio de 1793 en el marco de las secciones, asambleas y en las sociedades populares. La actividad política de las mujeres se mantuvo hasta el otoño, hasta la prohibición de los clubes femeninos.
En mayo de 1795 la Convención prohibió a las mujeres asistir a las asambleas políticas, y las prescribía que se retiraran a sus domicilios bajo orden de arresto. La mujer era remitida a su tradicional papel de esposa y madre, dentro de la familia. Para los revolucionarios, ya fueran jacobinos o termidorianos, la condición subalterna de la mujer era evidente y no se podía alterar. Aún así, la participación de la mujer en la Revolución, tanto cuando se hicieron reivindicaciones sociales como políticas despertó la conciencia femenina para el futuro.
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