Giménez Caballero aconsejaba a los niños españoles en el año 1943 en su libro España nuestra, el libro de las juventudes españolas, lo siguiente:
"Tú, niño español: si alguien se ríe o insulta el nombre de Dios, o de España o de tu madre, ¡no vaciles! Con tus puños, con tus dientes y tus pies arremete contra él. Y si no lo haces. ¡cobarde!"
Como se puede comprobar, la consigna nada tenía que ver con el diálogo, con el razonamiento o con la argumentación contraria. Ante un insulto no valían más que los puños, y quien no lo hiciera se convertía en un cobarde. En realidad, se trata de inculcar a los niños las mismas actitudes de determinados adultos. Lamentablemente, hay padres que siguen pensando igual y nos cuesta mucho desde la escuela intentar enseñar a esos alumnos que la violencia nunca es la solución ante ninguna agresión verbal o física. El poso de las actitudes franquistas y autoritarias, así como violentas caló mucho en nuestra sociedad
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