Entre los años 1921 y 1923 se desarrolló la guerra entre Grecia y Turquía. Mustafá Kemal Atatürk, el padre de la moderna Turquía, se había negado a aceptar el Tratado de Sèvres firmado en 1920 entre los aliados y Turquía. En dicho Tratado se establecíaa que Grecia adquiría Tracia y las islas turcas del Egeo, además del derecho a administrar Esmirna. Además, Turquía debía abandonar Siria, Mesopotamia, Palestina, Arabia, Egipto y Armenia. Los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo debían desmilitarizarse. Además, para Italia debía ir el Dodecaneso y la isla de Rodas. Era la sentencia final de muerte del otrora poderoso Imperio Turco.
El Tratado no fue ratificado porque estalló el movimiento liderado por Mustafá Kemal Atatürk. Reorganizó el ejército turco y expulsó a los griegos del Asia Menor. Con esta victoria pudo firmar un tratado mucho más favorable para los intereses turcos, el denominado Tratado de Lausana en el año 1923.
Esta nueva situación provocó toda una limpieza étnica porque se expulsó a todos los griegos de Asia Menor, más de un millón de personas, terminando la presencia helena milenaria en la zona.
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