El pasado mes de marzo falleció en Carolina del Norte el historiador norteamericano John Hope Franklin. Había nacido en 1915 en Oklahoma, hijo de una abogado y de una maestra que le enseñaron que la raza no significaba nada y que valía tanto como los demás. Su padre había tenido que huir de Luisiana cuando se le prohibió ejercer como abogado por ser negro. El pequeño Franklin tuvo que vivir el horror que supusieron los disturbios de Tulsa en el año 1921. Estos hechos estallaron cuando la prensa publicó que una niña había sido violada por un joven negro. Se desató la guerra racial provocando unos cuarenta muertos y mucha destrucción de bienes de la población afroamericana, incluidos los de la familia Franklin.
Nuestro protagonista se esforzó por progresar personalmente y por devolver a la población afroamericana el lugar en la Historia que se les había arrebatado con la esclavitud y con la dominación de los blancos. Se doctoró en Harvard y enseñó en varias universidades de los Estados Unidos. Fue el primer afroamericano que dirigió un departamento universtario. Su gran libro fue De la esclavitud a la libertad. una historia de los afroamericanos, que se publicó en el año 1947. En este libro se estudia el papel que los negros desempeñaron en el nacimiento y posterior evolución del país.
Franklin colaboró con la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color en el momento en que esta importantísima organización luchaba en el Tribunal Supremo contra la segregación de los niños en las escuelas en el año 1954. Los argumentos historiográficos de Franklin ayudaron a los abogados, ya que se demostró que históricamente la legislación segregacionista tenía como principal objetivo organizar la sociedad sobre la base de que la raza blanca era superior a la negra. Se trata de un caso interesantísimo de cómo la Historia ayudó a luchar contra la segregación y la discriminación.
En el año 1995 el presidente Clinton le otorgó la medalla del honor, la más alta distinción civil que se otorga en los Estados Unidos.
En este blog no podíamos dejar de abrir un hueco a un personaje que merece la admiración general por su esfuerzo, trabajo y lucha en favor de la Historia. y de los marginados. En nuestra memoria queda.
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