Redactando el artículo sobre el origen de la Cruz Roja he recordado la figura de Florence Nightingale, una mujer infatigable en favor de los heridos, de los enfermos en el siglo XIX y comienzos del XX.
Nightingale (1820-1910) comenzó a aprender y a ejercer en diversos hospitales británicos y alemanes, especialmente en el Hospital for Invalid Gentlewomen de Londres. Pero la guerra de Crimea cambiará su vida y la de la historia de la enfermería. Con energía y decisión se ofreció, junto con un grupo de compañeras, para trabajar en favor de los heridos. Fue la primera vez que se permitió a las mujeres entrar en el ejército para esta misión. Y fue un éxito rotundo porque bajó la mortalidad en los hospitales militares de forma clara. Nigthingale enfermó de cólera y tuvo que regresar a Londres donde fue recibida como una heroína.
Así pues, ha pasado a la historia como la fundadora de las escuelas de enfermeras profesionales. Recibió la British Order of Merit en el año 1907, siendo la primera mujer en obtener esta máxima condecoración.
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