Incluyo en este artículo un texto de Nelson Mandela del año 1962, que era premonitorio:
"La historia enseña que los castigos no desaniman a los hombres cuando su conciencia está en juego y no desanimarán a mi pueblo ni a los camaradas con quienes he trabajado. Estoy dispuesto a pagar el precio, aunque conozco la penosa situación de los africanos en las cárceles. Mi horror ante las espantosas condiciones que pesan sobre la existencia de los habitantes de este país, que viven en una libertad imaginaria, es infinitamente más fuerte que mi temor ante las espantosas condiciones que pesan sobre los prisioneros.
Creo haber cumplido con mi deber para con mi pueblo y con Sudáfrica. Estoy seguro que la posteridad me rehabilitará y entonces se dirá que quienes deberían haber comparecido ante este tribunal como únicos criminales son los miembros del gobierno de Verwoerd"
(Texto sacado de Rieso, J.M., Sudáfrica, Cuadernos de Historia 16, número 133)
La grandeza de Mandela es incuestionable.
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