Una de las islas más bombardeadas en la II Guerra Mundial fue Malta. La isla de Malta se convirtió en un objetivo prioritario de Italia y luego de Alemania por su estratégica posición en medio del mar Mediterráneo, entre Europa y el norte de África. Era una amenaza para los convoyes italo-germanos que aprovisionaban a las tropas del Eje en Libia. Por eso sufrió incontables bombardeos de la aviación de los dos países.
Al entrar en guerra Italia, hecho que se produjo el 11 de junio de 1940, el gobierno británico supuso que la isla sería invadida. El problema era grave, ya que no tenía defensas y se pensó en retirarse al más seguro Gibraltar. Pero las suposiciones británicas no se cumplieron y Mussolini no invadió la isla. Eso permitió que Londres pudiera mandar refuerzos sacados de otros lugares, aunque no de gran entidad. En realidad envió los "Gladiator", aviones ya anticuados para aquel momento. Es muy significativo que se les denominase con el nombre de las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. El avión de nombre Fe sobrevivió a la contienda.
Como expresamos al principio, los italianos y los alemanes terminaron por comprender que Malta podía ser un problema para el éxito de la campaña del norte de África, ya que para enviar soldados, pertrechos, armas, combustible y otras cuestiones de aprovisionamiento era importante controlar toda la zona marítima. Tenemos que tener en cuenta que la Royal Navy, después de derrotar a la marina italiana, era la dueña del mar, tanto cons sus barcos como con sus submarinos, y los bombarderos con sede en Malta hacían la misma labor desde el aire, es decir, hundir los barcos enemigos de suministros. Se calcula que llegaron a terminar con el 80% de los mismos, estrangulando el esfuerzo de Rommel.
Así pues, Malta comenzó a sufrir un ininterrumpido bombardeo italo-germano, sin piedad, y sin descanso. Los habitantes de la isla resistieron de forma heroica, y sólo recibían suministros a través de los submarinos británicos. Los otros héroes de esta resistencia fueron los pilotos británicos de caza en clara inferioridad númerica.
El Eje terminó por decidirse a ocupar la isla pero Rommel convenció a Berlín que era prioritario atacar Tobruk antes y avanzar hacia Alejandría. Eso salvó a la isla de la invasión segura pero no de los bombardeos, y eso sí, siguió siendo una espina que ayudó al fracaso del África Korps en el norte de África.
Se calcula que murieron unos 1.500 civiles y unos 432 militares británicos en la isla. Son cifras terribles pero, dado el castigo inmisericorde al que se sometió a Malta, no son cifras muy altas. Prueba de este infierno fueron los daños materiales: 35.000 casas destruidas. Los ciudadanos de Malta tuvieron la suerte de contar con una red muy extensa de refugios antiáreos.
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