Durante el mes de septiembre de 1939 hasta la rendición de Polonia la capital Varsovia sufrió gravísimos bombardeos por parte de la Luftwaffe. Las órdenes recibidas por los pilotos no solamente incluían bombardeos sobre instalaciones militares o estaciones, aeropuertos o fábricas, sino también instalaciones civiles como hospitales, mercados o escuelas. Además, la población civil sufrió directamente el ametrallamiento por parte de los aviones. El objetivo era claro: aterrorizar a la población civil.
Los bombardeos fueron especialmente duros el conocido como "domingo sangriento", el día 10 de septiembre, con 17 raids consecutivos.
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