El día 9 de abril de 1959, unos veinte años después de terminada la guerra civil, y de la inauguración del monumento, entraban en el Valle de los Caídos unos 10.001 restos de soldados y civiles republicanos y franquistas, muertos durante la contienda. En el año 1983 se inhumaba el último por expreso deseo de la familia del fallecido.
El proceso comenzó en el año 1958 antes de terminar las obras. Se hizo un proceso abierto y público en todo el país ofreciendo la posibilidad de inhumación en el Valle de los Caídos. Pero, a pesar de la publicidad, la respuesta no fue la esperada. Y no lo fue ni en el bando de los vencedores. Las familias de los "mártires" de la retaguardia republicana no acudieron en masa para que sus restos fueran trasladados al Valle. Se optó por desenterrar soldados franquistas, y por abrir las fosas donde descansaban los restos de los republicanos. En este último caso no se informó ni solicitó permiso alguno a los familiares. Había que llenar muchísimos nichos de una obra faraónica.
Las autoridades provinciales centralizaron los procesos de información sobre donde había restos. Se exhumaron sin ningún criterio científico, ni humano. Se metieron en cajas de madera donde podía haber restos de hasta quince personas. Se enviaban al Valle de los Caídos, se les daba y responso, y servían para rellenar otro hueco del monumento.
La información en:
http://www.publico.es/espana/257518/tumba/faraonica/dictador
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