En 1815 existían en Estados Unidos 1’3 millones de negros esclavos, aproximadamente, de un total de 8’5 millones de habitantes. El total de población negra sería de unos 1’5 millones. La distribución geográfica de la esclavitud era diversa. En Maryland suponían un tercio de la población, en Virginia la mitad, y en Carolina del Sur hasta dos tercios de su población total. En el Norte era muy minoritaria y vivía la población negra no esclava.
Unos años antes, en 1808, el tráfico de esclavos había desaparecido pero no así el comercio clandestino de humanos para abastecer de mano de obra al Sur.
Los esclavos no tenían derechos civiles y podían ser traspasados y/o vendidos. Les estaba prohibido hacer contratos legales, ni contraer matrimonio ni ser propietarios de nada. Las circunstancias personales podían variar en función del carácter del amo, pudiendo darse situaciones de mayor o menor tolerancia.
El Sur de Estados Unidos era una sociedad de blancos, dominada por su sistema de valores e ideas a pesar de la importancia cuantitativa de población negra y de que la misma era el pilar de la riqueza y de la economía. Precisamente, el sistema económico pivotaba sobre la plantación, sostenida por la abundante mano de obra esclava proveniente. El sistema de plantación de tabaco y, sobre todo, de algodón (monocultivos muy rentables) determinó la importancia de un sistema dominado por unas tres mil familias inmensamente ricas que esclavizaba a la mano de obra. La élite generada en el siglo XVIII fue asumiendo su papel y no se cuestionaba el empleo de esclavos para mantener o incrementar su riqueza. Se fue generando una peculiar mentalidad que defendía un supuesto origen aristocrático británico para dicha élite frente a los blancos del norte que, siempre según esta construcción ideológica, sería descendiente de los puritanos y radicales de Gran Bretaña.
La “aristocracia” del Sur desarrolló un planteamiento ideológico y teórico para justificar su preponderancia social, política y económica, así como la esclavitud. Este planteamiento recogía ideas biológicas con argumentos de tipo religioso. El negro sería, en esta construcción teórica, inferior al blanco en inteligencia, ya que el negro no había podido salir de su situación de salvaje si no hubiera sido por el blanco. El clero sureño defendía que esta situación de desigualdad y dependencia había sido querida por Dios.
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