domingo, 15 de febrero de 2009

Las esclavas coreanas

La cuestión de la memoria histórica es constante en los medios de comunicación porque nos llegan noticias de todas las partes del mundo. En tantas zonas del planeta se han cometido atrocidades que, en ocasiones, uno desistiría de la condición humana.
En la edición impresa del diario "El País" de 27 de marzo de 2007, en la sección de Internacional, se habla de cómo la opinión internacional ha terminado por obligar al primer ministro japonés a pedir disculpas u perdón oficial por la terrible explotación sexual de tantas mujeres coreanas para los soldados, antes y durante la II Guerra Mundial. Eran las denominadas "mujeres de consuelo", un eufemismo atroz.
Japón se había negado sistemáticamente a pedir perdón por este hecho. Se negaba que el gobierno y el ejército imperiales habían diseñado un plan ambicioso para proveer de esclavas sexuales a las tropas. Esto había provocado la ira de la opinión pública general, y especialmente, de Corea del Sur, de China y de los propios Estados Unidos. Aún así, el perdón del primer ministro es muy tímido porque sigue negando que haya pruebas de la implicación de las instituciones en el secuestro y explotación sexual de tantas mujeres coreanas. Se calcula que estuvieron involucradas hasta 200.000 mujeres.
Al menos, desde 1995 hay un Fondo de Mujeres Asiáticas, y el gobierno japonés es uno de sus fundadores, para indemnizar a las víctimas, por lo que la postura de este país es bien compleja. Si niegan la existencia del plan del gobierno imperial, ¿por qué participan en estos pagos, que pueden llegar a más de 12.000 euros por persona, en los casos en los que las mujeres hayan aceptado este dinero, así como apoyo médico y un escrito de disculpa firmado por varios primeros ministros. Pero hay mujeres que han rechazado este dinero y estas compensaciones porque quieren que sea el propio gobierno japonés el que se haga responsable directamente de las mismas, sin hipocresias.
La cuestión es peliaguda porque en Japón hay un cierto resurgir del revisionismo histórico en relación con el Imperio y la guerra.
Lo que es una vergüenza es lo maltratadas que han sido esas mujeres en el pasado y lo son en el presente.
gracias.

5 comentarios:

  1. Que absurda (por decirlo de manera suave) resulta esa preocupación por las esclavae sexuales en la guerra. Sin duda la gran mayoría pueden considerarse afortunadas, en la medida que salvaron la vida ( ¿o no es la vida el derecho humano más preciado, sobre todo en la guerra?).Solo anteojeras ideológicas pueden velar realidades tan evidentes.

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    1. Portar el nombre "Justicia" exponiendo tal mentalidad barbara es sin duda un insulto para el significado tan profundo que esa palabra acarrea y aun se queda corto para definir semejantes palabras tan ridiculas producto del machismo.

      Personas con este tipo de mentalidad, sin duda alguna me atrevo a afirmar, fueron quienes cometieron estos actos tan sadicos e inhumanos. Que ofensa tan enorme para el genero femenino ver este tipo de mentalidad y aun mas para las victimas de esta bajesa de actos; considerando que usted como todo hombre fue traido a este mundo por medio de una mujer.

      Considero como mujer puedo asegurar que muchas prefirieron ser asesinadas a vivir con su dignidad hecha pedazos. y que sin duda no merecian ser tomadas por la fuerza o le pregunto "justicia de Verdad": Estaria usted satisfecho al ser obligado a hacer cosas que definitivamente no le fueran nada agradables y completamente humillantes par no utilizar otra palabra mas despectiva

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  2. Entonces que una mujer sea violada por decenas y decenas de soldados debe estar agradecida porque no la mataron. Tiene usted una curiosísima idea de la justicia. La vida es el bien más preciado pero la integridad física y psicológica también.

    Usted acusa de que hay anteojeras ideológicas. ¡Claro que sí!, las del humanismo, la de estar siempre con las víctimas de cualquier agresión por mínima que sea, aunque sólo sea porque uno no desea sufrir ningún tipo de violencia y no soporta que nadie la sufra o la haya sufrido.

    Podría preguntar a alguna mujer, a ver cómo se siente.

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