viernes, 6 de julio de 2012

Miguel Buiza y Fernández Palacios


Miguel Buiza nació en Sevilla en 1898 en el seno de una familia burguesa acomodada y conservadora. Buiza ingresó en la Escuela Naval en 1915 y participó en la guerra de Marruecos a bordo del remolcador “Cíclope”. En 1932 es ascendido a capitán de corbeta. Posteriormente, colaboró en la expedición del coronel Capaz a Ifni, en 1934. A pesar de sus orígenes familiares, Buiza fue un decidido defensor de la República. Dos días después del golpe del 18 de julio de 1936 pasó a mandar el crucero “Libertad”. Siguió teniendo este mando a pesar de ser nombrado jefe de la Flota de la República en septiembre de ese año. Se encargó de llevar la mayor parte de la flota al Cantábrico con el fin de levantar el bloqueo de los sublevados y, de ese modo, poder aliviar la situación del frente norte. No tuvo éxito en esta empresa militar y tuvo que regresar al Mediterráneo. En este sector, la tarea de la flota republicana era la de proteger los convoyes que procedían de la URSS, vitales para el abastecimiento militar y humanitario para la República. Tras el fracaso del combate de Cherchell, en septiembre de 1937, fue sustituido en el mando por González Ubieta y pasó a la Jefatura del Estado Mayor, aunque regresó al mando de la flota republicana en febrero de 1939.
Buiza era uno de los partidarios de no prolongar más la guerra porque la creía perdida. En la reunión crítica entre los altos dignatarios y mandos militares de la República, que tuvo lugar en el aeródromo de Los Llanos (Albacete) el 27 de febrero de 1939, Buiza comunicó a Negrín que el día 4 de marzo la flota abandonaría las aguas españolas si no se había constituido para esa fecha una junta encargada de negociar la paz. El día 5 de marzo, la escuadra salió de Cartagena rumbo a Argelia. Los franceses decidieron internar los barcos en el puerto tunecino de Bizerta. Este hecho constituyó un factor más a la hora de determinar el final de la guerra.
Buiza decidió seguir luchando pero en otra guerra y otro frente. Se alistó en la Legión Extranjera francesa y con este cuerpo se enfrentó a los alemanes. Fue condecorado en varias ocasiones y ascendió a teniente coronel por sus méritos en la II Guerra Mundial. Decidió quedarse en Argelia, aunque murió en Marsella en 1963.

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