sábado, 2 de mayo de 2009

Indígenas y mestizos, las principales víctimas de la guerra civil en Guatemala

Guatemala ha sido el país con la guerra civil más larga en el siglo XX. Comenzó en el año 1960 entre las fuerzas oficiales con la ayuda de paramilitares y los rebeldes. Pero debemos remontarnos a los años cuarenta para entender el problema. A mediados de dicha década el país comenzó a vivir cambios. Tanto Juan José Arévalo como el coronel Jacobo Arbenz comienza a impulsar políticas progresistas para corregir las fuertes desigualdades sociales. Se legaliza al Partido Comunista y se suprime la censura. Pero la principal medida fue el inicio de la tan deseada reforma agraria. En el año 1954 todo este esfuerzo se desvanece con el golpe de estado del coronel Castillo Armas con apoyo de los terratenientes cafeteros, los militares de extrema derecha, la United Fruit Company y la CIA.
La dictadura militar abolió todas las medidas de los gobiernos anteriores y reprimieron cualquier oposición, con el apoyo norteamericano. Comenzó una durísima represión contra intelectuales y contra los campesinos, con torturas y asesinatos. Un sector del ejército descontento con esta política decidió pasar a la clandestinidad para formar grupos revolucionarios o rebeldes.
Como decíamos al principio, la guerra estalla en el año 1960. Entre los rebeldes hubo una clara influencia castrista aunque ésta se fue diluyendo con el tiempo, adquiriendo posiciones más nacionalistas y, sobre todo, indigenistas.
No vamos a continuar relatando los acontecimientos hasta el año 1996 que es cuando termina la guerra civil (treinta y seis años), porque el objetivo de este artículo es señalar las gravísimas violaciones de los derechos humanos sobre la población indígena y mestiza de Guatemala. Especialmente, duro y sangriento fue el gobierno de Efraín Ríos Montt en los años ochenta con aldeas arrasadas completamente, torturas, desapariciones y desplazamientos masivos de personas. Durante la guerra civil se calcula que más de seiscientos poblados mayas fueron destruidos completamente. Y surgió la voz valiente de Rigoberta Menchú, junto con otros líderes. Pero no fueron escuchados hasta la década de los noventa. Guatemala necesita aún hoy cerrar muchas heridas, terminar con las injusticias y recuperar a los desaparecidos.

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