Pero no sólo el Tratado de Lausana es el responsable del fin de la autonomía kurda en el período de entreguerras, ya que el Reino Unido estaba muy interesado en los yacimientos petrolíferos de la zona de Mosul, que incorporó a su Mandato de la Sociedad de Naciones en Irak.
La cuestión del petróleo es muy importante para entender parte de la cuestión del Kurdistán. El descubrimiento de la riqueza que se encontraba en su subsuelo provocó que las exigencias independentistas de los kurdos se hicieran más fuertes pero, además, que fueron más duramente reprimidas.
La primera revuelta se dió entre 1924 y 1932. Este levantamiento fue provocado por la incorporación de las zonas del norte, alrededor de Mosul y Kirkuk, a la administración irakí. El otro gran conflicto, también de larga duración, se dilató entre 1958 y 1974, con el clímax de la rebelión de 1962, y que tuvo como causa inmediata la revolución de Irak de 1958. El conflicto se apaciguó por la promesa de que se concedería una autonomía limitada, pero en 1975 resurgió la violencia cuando fue deportado el líder kurdo, Mustafa Barzani.
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