Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se revitalizan las reivindicaciones de los indios canadienses en favor de sus derechos. Su gran aliado fue la propia sociedad canadiense que comenzó a ser consciente de la marginación y la discriminación que sufría la población autóctona del país. En 1951 se plantea una redefinición del status de los indios, pero éstos la rechazan porque consideran que es insuficiente porque no contempla sus reivindicaciones de las tierras, aquellas que fueron cedidas a comienzos del siglo.
En los años sesenta el gobierno federal emprende una programa de promoción del empleo en las reservas indias, así como de mantenimiento de sus culturas, pero la principal reivindicación no se tiene en cuenta. En el Papel Blanco de 1969 no se contemplaba la cuestión.
Los indios decidieron organizarse para presionar al gobierno. En 1982 consiguieron que en la Constitution Act se incluyera una cláusula sobre las reclamaciones de tierras. Al año siguiente, el Comité Especial de la Cámara de los Comunes recomendaba al gobierno federal la creación de una especie de autonomía india dentro del esquema federal y provincial del Canadá.
Mientras se desarrollaban estas reclamaciones y negociaciones desde el final de la Segunda Guerra Mundial, fue evidente el progreso económico, social y educativo de los indios canadienses.
En 1991 el gobierno federal creó la Real Comisión para las Poblaciones Indígenas. Esta comisión realizó una exhaustiva investigación que demostró que las leyes canadienses habían fallado en relación con los pueblos autóctonos, y que cada pueblo debía recibir y administrar su propio sistema de justicia en consonancia con sus tradiciones y sistema de valores.
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