domingo, 23 de enero de 2011

Bombardeos sobre Japón: el horror de las bombas incendiarias

El horror causado por las bombas atómicas es muy conocido del público en general pero no tanto que los bombardeos que sufrió el Japón en los dos últimos años de la II Guerra Mundial causaron más víctimas que dichas bombas.




Los norteamericanos contaban con las fortalezas volantes para iniciar estos bombardeos masivos. En agosto se decide el bombardeo de Sasebo y Nagasaki. El primer bombardeo con B-29 sobre Tokio tiene lugar el 24 de noviembre. Lo protagonizan 180 aviones pero los resultados no parece que fueran los deseados. El 18 de noviembre el 20 Mando bombardea Hankou en la China ocupada por los japoneses. Es el primer ataque con bombas incendiarias como una especie de entrenamiento con vistas a futuros bombardeos sobre Japón.



En el alto mando norteamericano militares como Hansell muestraron escrúpulos hacia los bombardeos nocturnos indiscriminados, prefiriendo los diurnos de precisión. Pero se impondrá la visión del general Curtiss LeMay, que termina por hacerse con el control. LeMay sentía verdadero desprecio hacia sus antecesores en el mando y hacia los japoneses. El 25 de febrero de 1945 lanza sus aviones del 21 Mando sobre Tokio en un brutal bombardeo nocturno a baja cota con bombas incendiarias. Entre el 9 y el 10 de marzo ordena un bombardeo a baja altura con estas bombas sobre varias ciudades incluida la capital del Japón. El primer día caen 1.600 toneladas de bombas incendiarias durante seis horas sobre Tokio. Se arrasó el 85% de su superficie, causando 85.000 muertos, aunque algunos autores elevan la cifra a 100.000. Este bombardeo fue brutal, decisivo, comenzó a dejar claro a los japoneses que el poder del enemigo era implacable. La población civil sufrió lo indecible, una población ya cansada de la guerra y que comenzó a increpar a los propios oficiales del ejército porque huían abandonado a su suerte a los damnificados.



Entre los días 15 y 15 del mismo mes de marzo corría la misma suerte la ciudad de Osaka con 15.000 víctimas. La misma cifra, aproximadamente, de muertos causó otro bombardeo sobre Kobe unos días después.



A finales de junio el 21 Mando iniciaba una campaña de bombardeos de casi dos meses contra la industria petrolífera japonesa. En julio el 90% de Numazu desapareció. Las fabricas y la ciudad de Toyama fueron materialmente borradas del mapa.



En quince meses los B-29 habían lanzado 170.000 toneladas de bombas y causado 200.000 muertos.

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