El juicio de Frank tuvo unas terribles consecuencias para su protagonista y desencadenó una intensa campaña antisemita en el sur de los Estados Unidos entre los años 1913 y 1915. Todo comenzó cuando en septiembre de 1913, Leo Frank, un ciudadano de religión judía y director de una fábrica de lápices en Atltanta (Georgia) fue declarado culpable del asesinato de Mary Phagan, una niña de trece años y empleada en su fábrica. La sentencia de muerte fue conmutada por otra de cadena perpetua por el gobernador de Georgia, que tenía muchas dudas sobre la culpabilidad de Frank. Esta decisión del gobernador John Slaton provocó una oleada de violencia de signo antisemita en el Estado. El culmen de los actos violentos llegó entre los días 16 y 17 de agosto de 1915. El día 16 un grupo perteneciente al Ku Klux Klan sacó a Frank de la celda y al día siguiente fue ahorcado ante una muchedumbre.
En el año 1982 se retomó el caso porque habían aparecido nuevas pruebas sobre el asesinato de la joven. El Tribunal de Gracia de Georgia declaró cuatro años después la no culpabilidad de Leo Frank.
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