Petter Moen fue un ciudadano noruego que dejó testimonio de su encarcelamiento por la Gestapo. Murió el día 8 de septiembre de 1944 cuando el barco que le trasladaba a Alemania chocó contra una mina y se hundió frente la costa sueca con casi todos los hombres que iban a bordo.
Moen era un empleado de seguros cuando los alemanes invadieron Noruega. En ese momento empieza a colaborar en la prensa clandestina contra el gobierno colaboracionista y contra los nazis. Llegó a ser responsable de dicha prensa hasta que fue descubierto, detenido y enviado al cuartel general de la Gestapo en Oslo.
En prisión comenzó a escribir un diario. No tenía ni lapicero, ni pluma ni ningún útil para escribir. Se valió del papel higiénico y de un clavo. Con tesón fue perforando cada palabra con puntitos. Trabajaba a ciegas, no podía corregir su texto. Cuando terminaba cinco pliegos de papel los envolvía en un sexto, los numeraba y los arrojaba por la rejilla de ventilación de la celda. No podía recuperarlos y no sabía cuál sería el destino de su diario.
Este Diario se descubrió porque el azar así lo quiso. Moen había hecho partícipe de la existencia del mismo a un compañero que iba en el barco que se hundió. La fortuna quiso que ese compañero se salvara y diera a conocer la existencia de los pliegos del Diario de Moen. Fueron publicados en Noruega en 1949 donde causaron un fortísimo impacto. Después fue traducido a muchos idiomas. Pero en España no se editaron en su momento y hemos tenido que esperar decenas y decenas de años. Afortunadamente, ya podemos leer los diarios de Petter Moen en castellano gracias a la edición de Veintisiete Letras.
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