domingo, 25 de marzo de 2012

Los esclavos de Franco en Andalucía


Las minas de Peñarroya (Córdoba), los astilleros de Cádiz o la construcción de parte de las pistas del Aeropuerto de Málaga se nutrieron, tras la Guerra Civil y hasta la década de los 50, de una mano de obra gratuita: la de unos 30.000 presos del franquismo condenados a trabajos forzados. Pocas grandes empresas, públicas y privadas, y latifundistas andaluces se resistieron a echar mano de la "gran ETT" que se creó, en 1939, con el Patronato de Redención de Penas por el Trabajo, un organismo del Ministerio de Justicia donde los presos eran clasificados según su oficio y al que solicitaban "trabajadores esclavos" desde pequeños zapateros para hacer alpargatas hasta grandes constructoras.
Inicialmente, debían ser presos con condenas inferiores a seis años -aunque los hubo con penas más altas-, se les rebajaba la condena a cambio y teóricamente se les ingresaba un salario de entre 1,5 y 7 pesetas por día trabajado en una cartilla a la que sólo tenían acceso tras salir de prisión. En la práctica, según destaca el historiador el grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT, José Luis Gutiérrez, muchos de ellos no percibieron nada y de su dinero nunca más se supo. De hecho, en grandes obras que duraron años como la del canal del Bajo Guadalquivir, muchos de los hasta 7.000 presos que trabajaron allí hasta 1950 siguieron hasta su terminación en 1967, ya como contratados, como una forma de ganarse la vida tras salir de prisión y ante la imposibilidad "de volver señalados a sus pueblos". La empresa en cuestión se hacía cargo de su manutención y vigilancia mientras duraba la obra aunque "hubo muchas fugas" y para acogerlos, en las obras del Ejército se usaron los cuarteles y en las civiles se crearon campos de trabajo con barracones.

 Ver:
http://www.elcorreoweb.es/andalucia/109585/esclavos/franco

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